La hora de la verdad

Nuestro apartahotel tiene un SPA en el piso de abajo, o un onsen, o un baño de agua caliente, el término al final es lo de menos. Tras 6 días deliverando en los panfletos para turistas, y ojeando con miedo la puerta al baño, llegó el momento de la verdad, de responder a la pregunta que tanto me inquietaba desde que hicimos el check-in:

¿Hay que desnudarse para ir al baño o se puede llevar bañador?

Quizás para otro esto sólo sea un detalle sin importancia, pero mi mente está demasiado occidentalizada y cerrada como para sentirme cómodo compartiendo un recipiente de 3 metros cuadrados con un señor peludo, gordo y desnudo. Por lo que debíamos obtener la respuesta...

Hoy día 18 hemos bajado como quien no quiere la cosa al baño, tras un par de miradas al pasillo, vimos que no había nadie y entramos en la zona de vestuarios. Allí, en una cesta donde hay que dejar las toallas y la ropa, vimos que una estaba ocupada por alguien, y una feliz voz que resonaba con eco desde el otro lado de la puerta al baño nos terminó guiando a la conclusión más obvia: no estábamos solos.

Con valentía, nos quitamos la camiseta, nos quedamos en bañador, y abrimos la puerta. Sí, allí estaba, un regordete japonés disfrutaba de su baño mientras nos echaba una extraña mirada... Volvimos a salir a evaluar la situación: "tio ¿viste si llevaba ropa?" fue mi comentario más inmediato, y por desgracia no pudimos apreciar nada concluyente. "Nah, si no se pudiera llevar bañador lo pondría en algún sitio" (sí, quizás en alguno de esos carteles en japonés que no pude leer), así que nos armamos de valentía y nos metimos.

Justo en ese momento, el húmedo y tonificado señor sale del baño para darse una ducha a lo japonés, y sí, efectivamente iba en pelota picada. "Horror !!" pensé, y debió verse reflejado en mi cara, aunque por suerte el tipo estaba demasiado concentrado en sus labores como para apreciarla, consistiendo principalmente en sentarse en un taburete y echarse agua y jabón por encima de la cabeza.

Nosotros, como si fuéramos expertos en la materia y para hacer ver al tio que estábamos habituados a ello, nos pusimos a imitarle (con el bañador claro está), en lo que posiblemente hayan sido los segundos más largos de toda mi vida. Afortunadamente, y gracias doy a Dios por ello, estoy poco habituado a compartir duchas con gordos japoneses desnudos, y no es una experiencia que desee repetir, por lo que reflejé cierta torpeza en mis movimientos.

Pasados esos segundos con forma de horas, nos metimos en el baño y el tipo desapareció tras la puerta dejando una estela de jabón, pelo y agua a su paso. Lo cierto es que el baño es bastante agradable, tiene chorritos y la temperatura del agua es ideal para dar un par de cabezadas allí, por desgracia me es imposible ignorar que el cuerpo entero de ese tipo estuviese deslizándose con libertad en el interior del baño, y el temor a que él u otro entrasen en la sala me apresuró a terminar el experimento.

Como dije al principio, quizás estoy demasiado occidentalizado o tengo la mente excesivamente cerrada...pero no me siento cómodo. No es por una cuestión de higiene, pues un bañador tampoco soluciona nada, es más una cuestión psicológica de lo que es tuyo y solo para ti, lo que es mío y lo que es compartido !!