Una vez de vuelta en Kioto, y tras haber dejado las maletas y haber comprobado que todo en el apartahotel de Shibuya estaba en orden (desayuno y cena gratis, alquiler de bicicletas gratis, spa, y en buen sitio de Tokio), quedamos con Luis, Marcos y Noemí en la estación de Kyoto.
Desde allí fuimos hasta Gion, habíamos quedado con un amigo de ésta gente, un colombiano que llevaba mes y medio estudiando en Kioto, llamado Sebastián, y que nos presentó a otros compañeros suyos de clase (Tsuyoshi, Kaori y un tipo de EEUU). También nos encontramos a un español que andaba algo perdido buscando sitio barato para ver el partido, y lo invitamos a venir con nosotros.
Tras comer en un puesto de ramen y esperar junto al Kamo, nos fuimos a un bar cutrecillo al que se accedía desde un ascensor en la calle. Allí pudimos ver el increíble partido de infarto que jugó españa, con japoneses sobones y goteras incluidas. La mayoría de japoneses iban con españa, las japonesas todas, y sólo un tipejo iba con Holanda (y adoraba a Elia, por cierto), y aunque el ambiente para mi gusto no estuvo tan bien como en los otros dos partidos, esa tasca será recordada con cariño como el lugar donde vi ganar a España su primer mundial.
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