Cogimos desde Shibuya la JR Yamanote Line hasta Shinjuku, y allí la JR Chuo Line (Limited Express) hasta Matsumoto. Nada más y nada menos que 2 horas y media de trayecto en un mismo tren para la ida y otro tanto para la vuelta...mucha tela. En el andén, mientras esperábamos a la Chuo Line pudimos ver un tren al que todos los japoneses de alrededor le estaban haciendo fotos. No sabemos si es algún tren famoso o que, pero parecía importante.
Matsumoto es una ciudad en la prefectura de Nagano, está en una meseta rodeada de montañas y pudimos ver algunos paisajes interesantes en la ida y la vuelta del tren.
Una vez allí, pudimos ver carteles indicando la localización del castillo. En principio no está nada lejos de la estación, de hecho buena parte de la ciudad corresponde con antiguos anexos del castillo para las tropas y los encargados de distintas responsabilidades. La ciudad es bastante normalita, no destaca particularmente en nada, así que vimos las tiendas normales para turistas, los 24 horas, y algún que otro centro comercial frecuentado por chicas de dudoso criterio estético.
Tras caminar un poco, nos topamos con una pequeña fuente que resultó ser un templo en medio de la calle. Su nombre es Zuishoji Temple, y la verdad es que es tan chico que ni nos dimos cuenta de que era un templo.. (hasta que lo ví en un mapa de la zona).
También nos topamos con una tienda de videojuegos y cartas, y no dudamos en entrar a bichear. Nada que destacar, estanterías de juegos de todas las épocas, gente intercambiando cartas de los futbolistas del mundial, y una mesa con amigos jugando a las Magic al fondo.
Y al poco tiempo, por fin pudimos ver el castillo. A primera vista, nos pareció bastante pequeño en comparación a lo que teníamos pensado, pero por contra es bastante bonito y pudimos entrar para ver todo el interior y que nos explicasen todas las piezas expuestas con todo lujo de detalles.
Y es que al entrar, un señor muy amablemente nos acompañó y se puso a contarnos todo sobre la historia del castillo, nuestra sorpresa fue cuando descubrimos que en realidad es un guía voluntario que sólo está allí para practicar su inglés y que no cobra nada. En cualquier caso, nos vino muy bien y nos explicó cosas muy interesantes.
Vistas desde lo alto del castillo
Desde el castillo, fuimos al colegio Kaichi, uno de los más antiguos del país, pero finalmente no entramos.
Desde allí, vuelta a la estación, cogimos el JR Chuo Line de vuelta hasta Shinjuku, y por el camino pudimos ver lo que creemos era el Mt Fuji a lo lejos.
Una vez en Tokio, nos dimos una vuelta por Shibuya para despedirnos de Lola y Alba, que volvían el día 17 a Madrid. Un saludo a las dos, que el viaje de vuelta haya sido cómodo y ya nos veremos por España.
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