viernes, 9 de julio de 2010

Día 9: La antigua capital II

El plan de nuevo era ir a ver más cosas de Kioto, pero ésta vez íbamos a vernos Luis y Marcos una vez más, para intentar ver todo lo posible y hacer la ruta del filósofo. No tenemos ni idea de lo que es la ruta del filósofo, pero viene en varios libros indicando donde está y como llegar y, sinceramente, tenemos curiosidad (al menos yo). Esta vez también se nos unió Noemí, una chica de Girona muy simpática, que además poseía una reserva importante de galletas de extraño e inquietante sabor.

Sin embargo, nada más llegar a Kyoto empezó a llover bastante. Si nuestra suerte con el clima tiene que acabarse, no tengo ningún problema, que hay que reservar suerte para la final con Holanda..., pero lo cierto es que mojarnos nos mojamos. En la estación fuimos al anexo donde vendían los tickets para el bus de un día, y tirar hacia el Kinkaku-ji, o pabellón dorado.

La entrada al Kinkaku-ji son 400yen, y aunque es realmente precioso (y sin duda merece la pena), no es de mis visitas preferidas en Kioto (ese honor van para el Fushimi Inari y el Kiyomizudera). Este patrimonio de la humanidad es un edificio de 3 pisos, en el que sus dos últimos están bañados en oro, y localizado en medio de un estanque de estilo japonés. Una gran vista, y todo un clásico para el que viaje a estos lares.



Desde allí, y aún con la lluvia, cogimos un autobus hasta el Kiyomizudera. El único problema fue que aquel autobus tardó bastante más de lo que pensábamos..., entre otras cosas porque el conductor tenía la incomprensible constumbre de parar el motor del autobús en cada cruce. El kiyomizudera cierra a las 18.00, y llegamos a las 17.50 a la parada correspondiente.

El templo está situado en la parte este de la ciudad, justo en el lado contrario del Kinkaku-ji, y está elevado en una montaña con una perspectiva increíble de la ciudad de Kyoto. Para llegar hay que subir una característica cuesta con multitud de tiendas para turistas y lugares de comida, y una vez arriba te dan la bienvenida dos grandes puertas que sirven de antesala al resto del templo.


La entrada cuesta 300yen. Todo el templo está construido con madera y teóricamente no usa ningún tipo de clavos, tan sólo encajando las piezas consigue sostenerse en la ladera de la montaña. También es patrimonio de la humanidad, y fue nominado para las nuevas maravillas del mundo, título que desgraciadamente no se llevó. Junto a la zona elevada del templo, que ofrece las mejores vistas de la ciudad, también hay tres famosos chorros de agua que caen desde la montaña y que dicen poseer algunas propiedades místicas. Desgraciadamente para cuando llegamos estaba cerrada toda esa zona, y como nos estaban echando pues no pudimos verlo con el detalle que nos hubiera gustado. En resumen, es otro lugar de obligada visita para los visitantes al país.





Tras la decepción de que nos echasen de Kiyomizudera, propusimos recorrer una ruta que empezaba justo allí. El plan era recorrerla hasta el norte, y estaba llena de callejones de estilo antiguo, templos, y vistas bastante agradables. La ruta venía descrita en la guía de viaje de Luis, y fue un paseo bastante interesante en el que pudimos toparnos incluso con un extraño edificio dedicado al estudio Ghibli.




Al terminar la buena caminata en el este de Kioto, ya estaba anocheciendo, así que descartamos por hoy la idea de la ruta del filósofo y decidimos volver a la estación para cenar, y volvernos a Osaka. Una pena lo del clima, lo del autobus y lo del cierre de Kiyomizudera, que quizás hizo que no pudiésemos aprovechar tan bien el día de hoy. Un saludo a Luis, Marcos y Noemí, que están contribuyendo bastante a que el viaje sea aún mejor de lo que teníamos en mente.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Estoy disfrutando muchísimo de mi viaje virtual por Japón con vosotros.Espero con ilusión cada entrada.Nos teneis un poco olvidados ...pero se comprende ESPAÑAAAAAAAAAAA