viernes, 30 de julio de 2010

Día 30: Últimos días en Tokio

Nuestra estancia aquí se va acabando. Ha sido un viaje increíble, hemos visto muchísimas cosas de la cultura y personas de este país, hemos tenido la enorme suerte de haber conocido a muy buena gente y haber compartido visitas con ellos. Pero esto se está acabando, ahora mismo yo personalmente echo de menos bastantes cosas en España, seguramente en la primera semana empezaré a echar de menos la vida aquí, pero es lo que hay, y ya esta experiencia no nos la quita nadie (quizás alguien armado con un garrote que nos golpee y nos cause amnesia).


Hoy fuimos al Tokio Dome City, donde está el estadio de baseball y otras cosas adyacentes. Como siempre partimos desde la estación de Nakameguro que está junto a nuestro hotel, a 5 min andando. Desde allí un paseo en metro hasta la estación de Korakuen, justo debajo del estadio.


Lo primero que vimos, entre el griterío de las que estaban montadas, es la enorme montaña rusa que hay junto al estadio. Desde ella puede verse todo el estadio desde bastante alto, además tiene una sección que atraviesa un edificio...cuidado con sacar las manos!!


El Tokio Dome está justo al lado. Fue inaugurado en el 1988, tiene un aforo de 55.000 localidades y es el estadio donde juegan los Giants. Vimos también la típica tienda de souvenirs del equipo y varios mosaicos conmemorativos.


Hay toda una zona recreativa junto al estadio, con millones de tiendas y atracciones para los niños. Se baja desde unas escaleras junto al estadio con una fuente bastante chula.


Varias tiendas de merchandising de manga y anime, máquinas para los crios o un extraño cine basado en el videojuego Dragon Quest completaban el recinto. Tras comer algo en un 7Eleven, nos fuimos directamente al  Koishikawa Korakuen, un parque también contenido en el Tokio Dome City que tiene distintas zonas inspiradas en construcciones clásicas de japón o china.


La entrada cuesta 300 yen, pero la verdad es que merece mucho la pena, es bastante grande (más de 1 hora la ruta más larga) y tiene de todo un poco. La primera parte es un pequeño río junto al que según el cartel que el tercer shogun Iemutsu  se sentaba a meditar sobre sus cosas. Al otro lado, un camino de piedras inspirado en un lago chino.


Siguiendo otro caminito, llegamos a lo que antiguamente era un pequeño templo inspirado en el Kiyomizu de Tokio, con una estructura de madera que lo sostenía en lo alto de una colina, desgraciadamente, a causa del  gran incendio del 1923, o quizás en el gran incendio de algún año antes o algún año después, sólo quedaba una mínima parte en pie...aunque desde el puente rojo que estaba al lado pudimos ver de nuevo el riachuelo.


Desde distintas partes del parque pueden verse tanto los rascacielos de la Tokio Dome City como el mismo estadio Tokio Dome.


Mientras nos quitábamos las tela de araña de encima, incluyendo alguna araña agarrada a la camiseta, (es increíble lo de las arañas en todos los lugares de japón...no sólo en parques, sino también en la calle entre las farolas o edificios!) pudimos ver un curioso puente que, según decía su descripción, permitía ver la luna llena al mirarlo de frente con su reflejo en el agua.


No vimos la luna llena pero bueno. Lo siguiente fue una pequeña catarata en la que, según dicen, se pueden apreciar un millón de hilos de seda. El agua de la catarata llevaba al estanque principal del parque, en el que había bastantes de las típicas carpas japonesas.

Tampoco vimos los hilos de seda, aunque quizás con imaginación...

Siguiendo por el camino...



El parque es bastante bonito y grande, una visita recomendada para quien pase por la zona. Tras terminar, y como aún era temprano, decidimos ponernos a andar sin dirección fija. Nos topamos con varios puentes que cruzan canales internos de la ciudad, que son un espectáculo por como se mezclan con el resto de edificios y con las autopistas sobre el suelo.


Nos encontramos también con el One Piece Carnival, una especie de gymkana en el que te dan un papelito de One Piece (una serie de animación japonesa con muchísimo éxito aquí) con una serie de recuadros en blanco, en los que hay que poner una serie de sellos que están distribuidos por toda la zona. Junto con el papelito nos venía un mapa con las localizaciones de las mesas donde estaban los sellos, todo para ganar unos posters o algo, pero como no vemos One Piece y ya nos habíamos saltado varias localizaciones con sellos, pues decidimos seguir adelante.


Y tras otro rato andando y creyendo que nos estábamos perdiendo en zonas lejanas de la ciudad, nos topamos con una horrible visión: llegamos al Palacio Imperial... resulta que estuvimos andando todo el camino en dirección al sitio donde estuvimos hace 2 días, que por cierto estaba a un pateo curioso. Así que no nos estábamos perdiendo precisamente. Ya allí, como conocíamos esa zona decidimos volver al hotel.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Grandisimo lo de volver al sitio conocido xDDDDD ya sois de alli practicamente y os conoceis todo